miércoles, 16 de abril de 2008

Y TÚ..... ¿QUÉ OPINAS?

Ya no quiero ser la única que escribe aquí. Me gustaría mucho escuchar su opinión sobre algunos de los temas que trato en este blog. Así que de ahora en adelante, voy a dejar el tema abierto a discusión.
No sé si esto funcione, sé que a muchos no les gusta participar. Les da flojera, o no saben bien cómo, o se chivean, como quien dice. Pero igual y algunos sí quieren exponer su opinión....
Los incito a que escriban sus comentarios, todos tenemos una opinión sobre muchas cosas y está interesante compartirla.

Y voy a hacer un concurso:
Damita, caballero, usté se va a llevar lo que es, nada más y nada menos que.... ¡la playera conmemorativa de Jarvar! Con el logotipo inscrito, en color beish, talla estralarsh. Que no le digan, que no le cuenten. Directo de la industria, es el suvenir de esta su casa de estudios. Diez varitos, diez varitos.
Recuerde, damita, caballero, lo importante es cantidad, no calidad. (Como en la comida gringa). Inserte usted aquí su comentario suyo de usted, adjunte así mismo también su dirección para el envío de la mercancía. Llévela, llévela.

Objetivos del Desarrollo del Milenio de la ONU

"Los Objetivos del Desarrollo del Milenio de la ONU, que abarcan desde la reducción a la mitad de la pobreza extrema hasta la detención de la propagación del VIH/SIDA para el año 2015, constituyen un plan convenido por todas las naciones del mundo y todas las instituciones de desarrollo más importantes a nivel mundial." Son ocho:
  1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
  2. Lograr la enseñanza primaria universal
  3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de las mujeres
  4. Reducir la mortalidad infantil
  5. Mejorar la salud materna
  6. Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades
  7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
  8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

Ante el rezago de muchos países, que no han logrado siquiera acercarse al cumplimiento, han surgido las críticas desde varias perspectivas. Aquí, me ha tocado escuchar dos.

Jeffrey Sachs, economista gringo que ha sido consejero económico de países en América, Europa, Asia y África, ha trabajado como parte de la ONU en la reducción de la pobreza, la erradicación de enfermedades, la cancelación de la deuda, entre otras cosas, vino el otro día a dar una conferencia. Habló sobre su libro más reciente: Common Wealth. Economics for a crowded planet. Muy buen orador, dijo justo lo que la gente quería escuchar y al final se llevó una ovación de pie por parte del público.
Entre las recomendaciones que le da al futuro presidente de EEUU, quienquiera que este sea, está el aumentar la atención otorgada a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Para él, el hecho de que no estemos avanzando al ritmo necesario para alcanzarlos es en gran parte producto de la negligencia de los países desarrollados. Con tan sólo dedicar un pequeño porcentaje de su PIB a proyectos de desarrollo y ayuda internacional, sería fácil cumplir los objetivos. No es que estos sean inalcanzables, lo que falta es voluntad política. Pero si los países ricos asumen su responsabilidad histórica de transferir recursos, las metas del milenio se alcanzarán y con esto, el mundo será un lugar muchas veces mejor y más justo.
Es lógico que Sachs apoye esta idea, por los cargos importantes que ha desempeñado en la ONU. Pero no todos están de acuerdo. La semana pasada fui a una conferencia sobre la ética en la ayuda internacional, en donde escuché un argumento que nunca había escuchado, ni creí escuchar.
El argumento lo trajo un profesor de Harvard, Stephen Peterson, refiriéndose al trabajo de Erik Reinert. Empezó diciendo que las estrategias utilizadas actualmente para luchar contra la pobreza no tienen sentido. En específico, los Objetivos de Desarrollo del Milenio están destinados al fracaso. Esto no es tan sorprendente. Muchos economistas afirman que es poco probable que los países desarrollados destinen más porcentaje a la ayuda internacional, y que aunque lo hagan, se necesita mucho dinero para realmente lograr las metas. Pero la crítica de Reinert no se trata de escepticismos. Para él no es cuestión de tener fe en la buena voluntad de los países desarrollados. El problema no está ahí, sino en el enfoque en general.
Como me llamó mucho la atención esta idea, al día siguiente fui a sacar el libro de Reinert de la bilbioteca. Se llama: How Rich Countries Got Rich and Why Poor Countries Stay Poor. Al leerlo, pude entender un poco más su argumento. Lo que Reinert sostiene es:

  1. Los objetivos de desarrollo del milenio son inalcanzables
  2. Aunque se alcanzaran, esto no resolvería el problema de la pobreza, porque son soluciones que se dirigen a los síntomas, no las causas.
  3. El enfocarnos en alcanzar los objetivos desvía la atención de cosas fundamentales, de las causas de la pobreza. Esto sólo llevará a que los países pobres continúen atrapados en un ciclo de dependencia y miseria.

En suma, hay dos visiones contrastantes.

  • Sachs defiende los Objetivos del Desarrollo del Milenio como la mejor opción para combatir la pobreza. Reclama a los países ricos el que no hayan cumplido con sus obligaciones internacionales en cuanto a transfencia de recursos. Afirma que si estos países aumentaran el porcentage que dedican a ayuda internacional, los Objetivos del Milenio se alcanzarían y millones de personas quedarían libres del ciclo vicioso de pobreza en el que están atrapados.
  • Reinert cuestiona los Objetivos del Desarrollo del Milenio. Sostiene que, lejos de ser una herramienta para romper el ciclo vicioso, lo único que esta ideología logrará es mantener a la gente sumergida en la pobreza. El problema no es que haya o no dinero para cumplir estas metas ambiciosas, sino que el enfoque como tal está mal. La mortandad infantil, el hambre, las enfermedades, todos son consecuencias de la pobreza, no causas. Por lo tanto, enfocarnos en resolverlas no romperá el ciclo vicioso y la gente no podrá escapar de la pobreza.

Y TÚ............. ¿Qué opinas?

martes, 15 de abril de 2008

De la gente que me hace de enojar

Una de las cosas que más me gustan de Harvard es que ofrece la posibilidad de conocer muy distintos puntos de vista sobre el mismo tema. Traen a un experto en un tema y la siguente semana viene uno de sus críticos. A veces en el mismo pánel hay defensores de posiciones contrastantes. Esto, sin duda, es muy interesante. Pero a veces me ha tocado escuchar a gente con la que de plano no estoy ni tantito de acuerdo. Y aunque no deja de ser interesante, también a ratos logra ponerme de malas. Ese fue el caso de dos pláticas a las que fui recienteme nte.
Una fue sobre educación cívica en América Latina. El argumento era que es muy importante incluír en los currículums de escuelas primarias y secundarias los conceptos y valores democráticos. Esto en respuesta a que un 40% de la población mexicana, chilena y colombiana no están convencidos de que la democracia es la mejor forma de gobierno.
A la hora de las preguntas, quise saber qué pensaba el profesor de la ruptura que hay entre la teoría y la realidad en las democracias de América Latina. Le dije que tal vez es fácil enseñar qué es democracia en concepto, pero no tanto convencer a la gente de que es la mejor forma de gobierno, cuando en la práctica estamos viendo tantas injusticias. Pregunté entonces que si en los nuevos currículums se incluía hablar sobre las prácticas no democráticas que sucedían en los países. Y me dijo que "su visión era distinta," porque él no creía que eran prácticas no democráticas, sino elementos de una democracia perfectible. ¿Entonces qué, René Bejarano robando ligas y billetes es un practicante de la democracia, nada más que perfectible? Patrañas.

La otra plática estuvo peor. Bajo el título, "Los abogados son la llave a la libertad," era sobre el proceso legal en Guantánamo, y el rol de los abogados. La dió el Coronel Colby Vokey, que fue el defensor de Omar Khadr. Khadr es un canadiense a quien detuvieron a los 15 años en Afghanistán bajo acusaciones de crímenes de guerra y terrorismo, lo torturaron, y más de seis años después, sigue detenido
El Coronel criticó el sistema legal (o la falta de éste) en Guantánamo, diciendo que no existe un sistema de derecho real, las leyes se crean de la nada, son retroactivas, y el rol de él como abogado era, casi casi, simbólico. No importa que a mi cliente lo declaren inocente, porque igual va a seguir detenido por algún otro crímen.
Podría sonar muy bien, y podríamos pensar que qué valiente soldado, salir a criticar su propio sistema. Pero hay que hacer algunas aclaraciones. El tipo estuvo 'defendiendo' a Khadr durante años, hasta que el cubano lo despidió. Para esto, el caso de Khadr ya estaba recibiendo bastante atención internacional, las críticas venían de todos lados. Por lo que salir ahorita a criticar lo que estuvo haciendo obedientemente durante tanto tiempo no tiene tanto de valiente.
El tema central está en una pregunta que hizo alguien de la audiencia. Fue un estudiante que está escribiendo su tesis sobre el rol de los individuos en los sistemas legales 'de pantalla', que cubren a un gobierno 'perverso.' Preguntó: "¿Cómo justifica, para nosotros o para usted mismo, el hecho de que durante tanto tiempo participó como cómplice en un proceso viciado, sabiendo que estaba mal de fondo?" El punto de la pregunta, aunque no lo dijo explícitamente, era este: El Coronel sabía lo falso del proceso, sabía que no era un proceso legal, que todo era simbólico. Sin embargo, en el nombre de su carrera, accedió a jugar en el juego, a fingir ser un abogado real. Es como una actuación, en la que él jugó el papel del abogado, pero conociendo perfectamente cuál sería el resultado.
Con esta pregunta, obviamente, el cuarto se llenó de tensión. Pero lo peor, lo que me enojó, fue la respuesta del Coronel. Empezó a decir una sarta de estupideces sobre lo difícil que es ser abogado en un sistema en el que sabes que no puedes realmente defender a tu cliente, y que era muy injusto con los miembros del ejército ponerlos a ellos como abogados en este sistema, porque no les quedaba mucha opción. "Pero usted pudo haber renunciado?" Sí, si pudo, pero habrían puesto a alguien más a que lo hiciera. En el ejército, seguimos órdenes.
Claro. Los nazis también seguían órdenes. Eichman puede decir que si él no se encargaba de mandar a los judíos a los campos de concentración, alguien más lo hubiera hecho. Pero el punto es que él accedió a hacerlo, como Vokey accedió a ser parte de este sistema perverso. ¿Y cómo justifica eso? Criticando lo que hizo, después de que lo hizo. A buena hora.
La respuesta fue un intento de victimizarse a él mismo, el pobre abogado que sufrió las consecuencias de un sistema injusto al no poder salvar a su cliente. De nuevo, patrañas. Tan chafa estuvo que el estudiante, a medio sermón del Coronel, de plano se salió del cuarto y azotó la puerta.
Yo me quedé, porque estaba comiendo y a mí me enseñaron que desperdiciar comida es pecado. Pero en cuanto me acabé mi pechuguita de pollo, también me salí, muy indignada.