sábado, 1 de marzo de 2008

La Reforma Electoral en México

El Ex-Consejero Presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, es profesor en Harvard. La semana pasada dio una plática con el título: "Los Retos de la Democracia en México. La Reforma Política y su Impacto."

Para Ugalde, la reforma electoral de 2007 no se puede explicar si no se entiende el contexto electoral existente en 2006. Por un lado, había un clima de tensión debido a los ataques entre AMLO y Fox, iniciados años atrás principalmente por el perredista, con una campaña negativa en contra del entonces presidente. Este estilo de campañas negativas era nuevo en México. El PAN lo adoptó durante el siguiente proceso electoral, y el PRD respondió de la misma manera. El otro elemento importante fue el margen tan pequeño de diferencia entre los dos candidatos. Debido a esto, el IFE declaró que no podía determinar un ganador pues, aunque AMLO parecía ir adelante, la diferencia estaba dentro del rango de error. Fue por esto que, una vez que tuvieron suficiente información para declarar a un ganador, era difícil de creer que Calderón hubiera triunfado.

Lo anterior tuvo como consecuencia una serie de acusaciones (mal fundadas, de acuerdo a los cálculos de Ugalde) por parte de la oposición. Fraude, manipulación, plataformas desiguales, injusticias en el proceso, demandas de un recuento, y demás acusaciones falsas, todas ellas levantadas por el perdedor una vez que había perdido. La contienda estuvo reñida, y el IFE cometió muchos errores, pero "los datos sugieren que esta ha sido la elección más justa que ha habido en México." Pero la oposición decidió ignorar esto e impugnar las elecciones con argumentos falsos y poco sólidos, que lograron proyectar la idea de que, no sólo hubo un fraude, sino que la el proceso electoral en general había sido injusto.

Ugalde luego sigue una lógica interesante: si la idea era que la elección había sido injusta, entonces la medicina sería emparejar el terreno de juego. Para esto hay dos estrategias: o promueves las habilidades de aquellos que carecen de recursos, o limitas las habilidades de aquellos que tienen más recursos. En el caso de la reforma electoral de 2007, se utilizó la segunda estrategia. El resultado es una serie de limitaciones 'absurdas' y extremadamente difíciles de llevar a cabo. La reforma prohibe, entre otras cosas, lo siguiente:

- Campañas y anuncios negativos (que busquen crear una imagen negativa del opositor)
- Anuncios del gobierno en época de campañas electorales, o con fines de promoción personal.
- La compra de tiempo al aire por parte de partidos o candidatos

Algunos otros elementos de la reforma son:
- Acceso gratuito a tiempo en los medios
- Reducción de la duración de las campañas
- Regulación de las pre-campañas
- Menos financiamiento a los partidos (aunque también tienen menos gastos, por lo que su margen de ganancia es mayor).
- En Controlador Interno del IFE será apuntado por los partidos políticos.

El ex-consejero critica la reforma desde varios puntos. En primer lugar, desde el punto de vista administrativo, por la dificultad de la implementación. ¿Cómo determinas lo que es una campaña negativa? La definición es ambigua y demasiado amplia, pues no sólo incluye difamación sino cualquier dato (aunque sea verídico) que presente una imagen negativa del adversario. ¿Cómo detectas y sancionas estos ataques? Por el lado político, cuestiona si el efecto de la reforma será mejorar la democracia, aumentar la rendición de cuentas y crear votantes más informados, o si el resultado será todo lo contrario.

Pero la crítica más grande de Ugalde tiene que ver con la limitación a la libertad de expresión. Para él la reforma es inconstitucional pues viola el artículo 6. A partir de esto, el ex-Consejero intenta explicar lo sucedido a través de un dilema entre la libertad y la igualdad. Gracias a la falta de madurez del PRD, en especial de López Obrador, gobierno mexicano ha aprobado una reforma que otorga mayor importancia a la igualdad, a costa de sacrificar la libertad.

Pero yo cuestionaría los argumentos de Ugalde desde varias perspectivas.

En primera, el debate entre libertad e igualdad no es exclusivo del sistema electoral mexicano. De hecho es un debate que se encuentra presente en la gran mayoría de las políticas públicas, empezando por los impuestos. ¿Cobramos más para favorecer la distribución del ingreso, y así promover la igualdad, o cobramos menos para permitir mayor libertad a los ciudadanos sobre lo que hacen con su dinero?
En los sistemas electorales este debate entre igualdad y libertad se vuelve muy evidente. Podemos tomar como ejemplo el sistema electoral estadounidense, o el canadiense. En ambos se favorece la libertad si tomamos en cuenta que los partidos son libres de gastar la cantidad de dinero que quieran, o que puedan conseguir. Es decir, si un candidato es millonario y decide gastar su fortuna en la elección, puede hacerlo. O si un partido recibe donaciones millonarias de empresas, esto es legal. Lo anterior, desde luego, da una gran libertad a los partidos en cuanto a lo que pueden hacer durante su campaña. Y desde esta perspectiva se puede decir que estos dos países favorecen la libertad en sus sistemas electorales. ¿Pero qué pasa cuando alguien que no tiene dinero, ni tiene la estructura de un partido político tan grande como los principales, quiere participar en la elección? La situación se convierte en "money politics": regida por los más poderosos. ¿Esto sigue siendo libertad? En un caso así, la falta de igualdad en el terreno de juego se vuelve una limitante a la libertad.

Desde luego que no hay fórmula perfecta: hay que buscar un equilibrio. Los estadounidenses favorecen la libertad, y es así como les ha funcionado a ellos. Pero no podemos intentar repetir su misma fórmula cuando sabemos que nuestra estructura es diferente. La reforma electoral es un intento de buscar un equilibrio que favorezca la democracia. Ante la falta de confianza que tenemos los mexicanos en las instituciones, y particularmente en los partidos políticos, es lógico que queramos limitarlos lo más posible.

Que sea una solución perfecta, no lo creo. Que sea una propuesta sin intereses políticos de parte de los partidos, tampoco lo creo. Pero culpar a López Obrador y sus "tres seguidores" del fracaso electoral es ir demasiado lejos. Y es que según Ugalde, los "liberales" habrían podido llegar a una mejor solución si no hubiera sido por el escándalo del Peje. Pero yo me pregunto, ¿quiénes son estos liberales? Si mal no recuerdo, la reforma fue aprobada por todos los partidos en la Cámara. Entonces ¿con 'liberales' se refiere a gente como... él?