martes, 26 de junio de 2012

Mi voto desmenuzado


Sé que tal vez es un poco tarde para esto, pero es que anoche soñé con las elecciones y hoy desperté con ganas de expresar mis razones para votar por López Obrador.

Empiezo por decir que ninguno de los candidatos va a resolver casi ninguno de los problemas que hoy nos aquejan. No por un problema de incapacidad, sino porque la solución no puede venir de ahí. Los problemas son tan profundos y tan sistémicos que resolverlos nos toca a todos. Si recurro al lugar común de decir que el cambio viene de abajo es porque me parece importante que desde ahí enfoquemos esta decisión. Porque entonces lo relevante no es sólo el que uno de estos tres personajes nos vaya a gobernar, sino también lo que representa el hecho de que gane uno de ellos. Es desde esa perspectiva que razono mi voto.

Entonces. De Quadri lo único que me convence es su spot publicitario de los lentes y el bigote: gran aportación a la cultura popular. Por lo demás, sus propuestas neoliberales, su agenda familiar, y los intereses particulares detrás del partido que representa hacen que sea mi última opción.

Por Peña Nieto no voy a votar, pero no por el simple hecho de que sea del PRI. En casi nueve décadas en el gobierno el PRI ha representado más que una ideología, un pragmatismo y una flexibilidad que hace difícil identificarlo con una forma de hacer política. Es decir, hay muchos PRIs, unos malos y otros no tanto. Se han hecho cosas buenas y ha habido presidentes mejores que otros. Pero Peña Nieto representa lo peor de ese PRI: la corrupción, la represión, la manipulación. Lo vemos en la gente que lo rodea, y lo vimos también en su gobierno al frente del Estado de México.

Pero más allá de que Peña pueda ser un mal o muy mal presidente, su mera victoria implicaría que como sociedad, nos dimos por vencidos. Que durante dos gobiernos intentamos una alternativa y, derrotados, regresamos al diablo por conocido, a lo que sabemos que es malo. Y eso me parece inaceptable.

Por Vázquez Mota tampoco voy a votar, porque representa la continuidad de un modelo que considero erróneo. Calderón ha sido uno de los peores presidentes que ha tenido este país. Para no alargarme demasiado, menciono dos argumentos para sustentar esto. En primer lugar, porque recurrió a la violencia y desató una guerra entre nosotros mismos que no ha resuelto los problemas de fondo. Y en segundo lugar, porque con los gobiernos panistas se han duplicado las concesiones mineras a empresas transnacionales, muchas de ellas para proyectos de minería a cielo abierto. Y la minería a cielo abierto me parece una de las actividades más dañinas para un país, injustificable por donde se vea: crea empleos inseguros, dañinos a la salud, temporales y mal pagados, genera daños ambientales irreparables, y la enorme mayoría de la riqueza extraída sale del país, aún tomando en cuenta los sobornos a funcionarios públicos. No voto por Vázquez Mota por varias razones, pero sobre todo es un no-voto de castigo a la manera en la que los gobiernos panistas han conducido el país hasta ahora.

Ahora bien. El Peje. Antes que nada una aclaración: él no es Hugo Chávez, México no es Venezuela, y Venezuela no es vecina de Estados Unidos. De hecho, el margen de acción de López Obrador estaría bastante limitado por una minoría perredista en el congreso, por la influencia de grupos de interés de distintos tipos en el país, y por la manera en la que México está inmerso en el sistema internacional. Los cambios que puede hacer un gobierno de izquierda en un sexenio en estas condiciones son pocos. Partiendo de esta base, mis razones para votar por él: 

Voto por López Obrador, primero (y esto es subjetivo), porque le creo su genuina preocupación por la desigualdad y la injusticia social y porque (como otros lo han dicho) comparto su diagnóstico de que éstos representan los principales problemas en México. Segundo, por su gabinete. Los dos casos más obvios y mencionados son Ebrard y de la Fuente. Pero quiero destacar aquí otros personajes que me parecen también muy acertados. Uno es Víctor Suárez, que estaría al frente de la SAGARPA. Lleva más de 30 años trabajando en proyectos productivos y comunitarios con campesinos de todo el territorio, en temas agrícolas, forestales y de soberanía alimentaria. Es una figura importante en los movimientos campesinos en el país, y desde ahí ha construido una plataforma de propuestas y proyectos en los que creo y a los que quiero apoyar con mi voto.

La otra es María Luisa Albores, propuesta para encabezar la Secretaría de la Reforma Agraria. Aunque se ha hablado mucho de desaparecer esta secretaría por considerarla obsoleta, López Obrador propone replantear sus funciones en respuesta a las carencias e inercias en materia agraria. Albores lleva casi una década trabajando en la Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske, una organización indígena productora de café, pimienta y miel orgánica en Cuetzalan, Puebla. Este proyecto lleva casi 40 años funcionando, y a través de él más de 18 mil familias se han beneficiado de cooperativas productivas, micro-créditos, y sistemas alternativos de salud y educación. Sin duda María Luisa representa la posibilidad de entender el desarrollo comunitario desde la óptica territorial, con mayor participación de los implicados y, por ende, una administración de los recursos más justa.

Mi tercera razón para votar por AMLO es que en los últimos seis meses he estado en contacto con agricultores, maestros, defensores de derechos humanos, ambientalistas y líderes comunitarios, de los estados de Jalisco, Oaxaca y Guerrero, quienes desde sus comunidades llevan años trabajando en proyectos de transformación social. Y aunque no están afiliados a Morena ni al PRD, sí ven en López Obrador una mayor oportunidad de profundizar y continuar sus proyectos. Y no es un tema de depositar la responsabilidad en el gobierno, sino de creer en que un gobierno liderado por él abriría más espacios para este tipo de organización. Mi tercera y más importante razón para votar por AMLO tiene que ver, entonces, con la esperanza que él representa para esta gente que todos los días trabaja por construir un México más libre y justo. Así como el triunfo de Peña representaría la resignación, el del Peje representaría la esperanza y el empoderamiento de la sociedad organizada.

A lo mejor me equivoco en mi voto. Pero en todo caso prefiero equivocarme al tomar un riesgo, que equivocarme al perpetuar un régimen que desde siempre sé que no es el acertado.